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La cultura es aprendida

La facilidad con la que los niños absorben cualquier tradición cultural es un reflejo de

lo única y lo elaborada que es la capacidad de aprendizaje de los humanos. Hay

diferentes tipos de aprendizaje, algunos de los cuales los compartimos con otros

animales. Otros animales pueden aprender de su propia experiencia; por ejemplo,

evitando el fuego tras descubrir que quema. Los animales sociales también aprenden

de otros miembros del grupo. Los lobos, por ejemplo, aprenden estrategias de caza

de otros miembros de la manada. Este tipo de aprendizaje social es particularmente

importante entre los monos y los simios, nuestros parientes biológicos más cercanos.

Sin embargo, nuestro aprendizaje cultural depende de la capacidad exclusivamente

desarrollada por los humanos de utilizar símbolos, signos que no tienen una conexión

necesaria ni natural con aquello a lo que representan.

 

Mediante el aprendizaje cultural la gente crea, recuerda y maneja las ideas, controlando

y aplicando sistemas específicos de significado simbólico. El antropólogo

Clifford Geertz define la cultura como ideas basadas en el aprendizaje cultural y en

símbolos. Las culturas son conjuntos de «mecanismos de control; planos, recetas,

reglas, construcciones, lo que los técnicos en ordenadores llaman programas para

regir el comportamiento» (Geertz, 1973, pág. 44). Estos programas son absorbidos

por las personas a través de la enculturación en tradiciones particulares. La gente

hace suyo gradualmente un sistema previamente establecido de significados y de

símbolos que utilizan para definir su mundo, expresar sus sentimientos y hacer sus

juicios. Luego, este sistema les ayuda a guiar su comportamiento y sus percepciones

a lo largo de sus vidas.

 

Todas las personas comienzan inmediatamente, a través de un proceso de aprendizaje

consciente e inconsciente y de interacción con otros, a hacer suyo, a incorporar,

una tradición cultural mediante el proceso de enculturación. A veces la cultura se

enseña directamente, como cuando los padres enseñan a sus hijos a decir «gracias

» cuando alguien les da algo o les hace un favor.

 

La cultura se transmite también a través de la observación. Los niños prestan

atención a las cosas que suceden a su alrededor y modifican su comportamiento no

sólo porque otros les dicen que lo hagan, sino como resultado de sus propias observaciones

y de una creciente conciencia de lo que su cultura considera bueno y malo.

La cultura también se absorbe de modo inconsciente. Los norteamericanos adquieren

sus nociones culturales sobre la distancia física a mantener con las personas

cuando hablan con ellas, no porque se les diga que han de mantener una cierta

distancia, sino a través de un proceso gradual de observación, de experiencia, y por

la modificación consciente e inconsciente del comportamiento. Nadie les dice a los

latinos que mantengan menos distancia que los norteamericanos, sino que lo aprenden

así como parte de su tradición cultural.

La cultura es simbólica

 

El pensamiento simbólico es exclusivo y crucial tanto para los humanos como para la

cultura. Un símbolo es algo verbal o no verbal, dentro de un lenguaje o cultura

particulares, que se sitúa en lugar de alguna otra cosa. El antropólogo Leslie White

definió la cultura como:

un continuum extrasomático (no-genético, no-corporal) y temporal de cosas y hechos

dependientes de la simbolización... La cultura consiste en herramientas,

implementos, utensilios, vestimenta, ornamentos, costumbres, instituciones,

creencias, rituales, juegos, obras de arte, lenguaje, etc. (White, 1959, pág. 3).

Para White, la cultura tuvo su origen cuando nuestros antepasados adquirieron la

capacidad de simbolizar, es decir, de crear y dotar de significado una cosa o

hecho, y, correspondientemente,... captar y apreciar tales significados (White, 1959,

pág. 3).

No tiene por qué haber una conexión obvia, natural o necesaria entre el símbolo y

lo que simboliza. Una mascota que ladra no es más naturalmente un perro que un

chien, un dog o un mbwa, por utilizar las palabras en francés, inglés o swahili para

referirse a ese animal. El lenguaje es una de las posesiones distintivas del Homo

sapiens. Ningún otro animal ha desarrollado nada que se aproxime a la complejidad

del lenguaje.

Los símbolos suelen ser lingüísticos. Sin embargo, también hay miríadas de símbolos

no-verbales, como las banderas, que representan países, o las cruces de color

verde de las farmacias. El agua bendita es un potente símbolo del catolicismo romano.

Como en el caso de todos los símbolos, la asociación entre un símbolo (agua) y lo

que simboliza (santidad) es arbitraria y convencional. El agua no es intrínsecamente

más sagrada que la leche, la sangre u otros fluidos. El agua bendita no es

químicamente diferente del agua ordinaria; es un símbolo dentro del catolicismo

romano, que es parte de un sistema cultural internacional. Una cosa natural se ha

asociado arbitrariamente con un significado particular para los católicos que comparten

creencias y experiencias comunes que se basan en el aprendizaje y se transmiten

de generación en generación.

Durante cientos de miles de años la gente ha compartido las capacidades sobre

las que descansa la cultura. Éstas son el aprendizaje, el pensamiento simbólico, la

manipulación del lenguaje y el uso de herramientas y de otros productos culturales

para organizar sus vidas y hacer frente a sus entornos. Todas las poblaciones humanas

contemporáneas tienen la capacidad de simbolizar y de este modo crear y mantener

la cultura. Nuestros parientes más próximos —los chimpancés y los gorilas—

tienen capacidades culturales rudimentarias. Sin embargo, ningún otro animal tiene

capacidades culturales elaboradas; aprender, comunicar,

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