
La cultura lo abarca todo
Para los antropólogos, la cultura incluye mucho más que refinamiento, gusto, sofisticación, educación y apreciación de las bellas artes. No sólo los graduados universitarios, sino toda la gente tiene cultura. Las fuerzas culturales más interesantes y significativas son las que afectan a la gente en su vida cotidiana, particularmente aquellas que influyen en los niños durante su enculturación.
La cultura, definida antropológicamente, abarca características que a veces son vistas como triviales o no merecedoras de un estudio serio, como la cultura «popular». Para entender las culturas europeas o norteamericanas contemporáneas, tenemos que tener en consideración la televisión, los restaurantes de comida rápida, los deportes y los juegos.
En tanto que manifestación cultural, una estrella del rock puede ser tan interesante como un director de orquesta y un tebeo tan significativo como un libro ganador de un premio.
La cultura está integrada.
Las culturas no son colecciones fortuitas de costumbres y creencias, sino sistemas
pautados integrados. Las costumbres, instituciones, creencias y valores están interrelacionados;
si uno cambia, los otros lo hacen también. Por ejemplo, durante la
década de 1950 la mayoría de las mujeres norteamericanas esperaban dedicarse al
trabajo doméstico y a ser madres. Las mujeres de hoy que cuentan con estudios
esperan encontrar un trabajo cuando se gradúen.
¿Cuáles son algunas de las repercusiones sociales de este cambio económico
concreto? Las actitudes y los comportamientos relacionados con el matrimonio, la
familia y los niños han cambiado. El matrimonio tardío, el «vivir juntos» y el divorcio se
han hecho más comunes. La edad media del primer matrimonio de la mujer
norteamericana se elevó desde los 20 años en 1955 hasta los 25 en 2000 (Saluter,
1996; Fields, 2001). Las cifras equivalentes para los hombres eran 23 y 27 años
(Fields, 2001). El número de norteamericanos divorciados se cuadruplicó pasando de
4 millones en 1970 a más de 19 millones en 1998 (Lugaila, 1999). El trabajo
compite con las responsabilidades matrimoniales y familiares y reduce el tiempo
disponible para invertir en el cuidado de los niños.
Las culturas están integradas, no simplemente por sus actividades económicas y
sus patrones sociales dominantes, sino también por los temas, valores, configuraciones
y visiones del mundo que permanecen. Las culturas preparan a sus miembros
individuales para compartir ciertos rasgos de la personalidad. Los elementos separados
de una cultura pueden integrarse mediante símbolos clave, como la fertilidad o el
militarismo. Un conjunto característico de valores centrales (claves, básicos, nucleares)
integran cada cultura y contribuyen a distinguirla de otras. Por ejemplo, la ética de
trabajo, el individualismo, los logros y la confianza en uno mismo son valores centrales
que han integrado la cultura norteamericana a lo largo de generaciones. Otras
culturas están pautadas por un conjunto diferente de valores dominantes.